Fin de semana memorable. Concierto de Manolo García, y todos los sentidos a flor de piel. Se apagan las luces y sale él, de oscuro, como siempre, y con un músico sentado al piano comienza a cantar "Navaja de papel", las cosas no podían empezar mejor.... Grande el concierto, grande la banda, grandes las luces y el sonido y muy grande la puesta en escena. La ambientación del escenario parecía un bosque mágico sacado de "El laberinto del Fauno": árboles plateados y jaulas de metal con pájaros encerrados que al cambiar de color ofrecían sensaciones totalmente diferentes. Y luego él, Manolo,,, qué decir de él que no se haya dicho ya. Pletórico, espectacular, fantástico. A pesar de su crispación por la situación política y económica que vivimos en estos tiempos, irradiaba entusiasmo y contagiaba su pasión por la música a raudales. La banda sonaba potente y empastaba fabulosamente con su voz. Una voz que dejo sin palabras a propios y a extraños, pero para los que ha formado parte de la banda sonora de nuestra vida, simplemente fue... Manolo. Cantó todo lo deseado y más... y la única pena fue que en lugar de casi 3 horas no durara 6... será por repertorio... Para remate final la "ranchera" a la que nos tiene acostumbrados, que a pesar de no ser la esperada "Juan sin tierra" de Chavela Vargas, fue otra en la que derrochó talento con un chorro de voz cuan cantante lírico. En fin, como decía antes...una gran noche.
Que la música te acompañe...
Nos vemos en los bares del mundo...
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