Después de un final de curso de vértigo...
Día D. Hora D.
Alea jacta est.
Ya estamos de camino.
De camino a nuestra segunda casa. Porque es llegar y sentirnos como en casa.
Un viaje lleno de ilusiones y de espectativas.
Con los nervios típicos de lo que nos deparan estos días estivales.
Olvidando el estrés...
Días de sol, baños de mar, lectura, bici, running, buena música y la compañía de inmejorables amigos.
Sin saber qué día de la semana es...sin reloj.
Dejándonos llevar por los instintos más básicos, es decir, comer cuando se siente hambre y beber cuando se siente sed.
Con no menos tranquilas noches en el porche disfrutando de la conversación y compañía de los buenos amigos y con lla degustación de un incomparable patxaran macerado a lo largo de 9 meses.
Viendo cómo los pequeños disfrutan, cada uno a su manera, como hacen siempre.
Tienen todo lo que se puede desear, buenos amigos, playa, piscina, fútbol, ping-pong, guerras de espuma, espectáculos de animación...y como en "Verano azúl" todo el día montados en la bici de un lado a otro.
Pero sobre todo mucho aire libre, todo... Y mucha libertad.
Que la música te acompañe...
Nos vemos en los bares del mundo...
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