Cuando se comparten habitaciones de hospital, también se comparten historias.
A veces esto ocasiona que salgas de tu propia rutina y que descubras grandes historias.
Historias como esta...
Esta es la historia de un chaval de 21 años del Sahara, de Tinduf para ser exactos.
Tinduf es la capital de la provincia de Tinduf, en Argelia. En dicho emplazamiento se hallan los asentamientos y campamentos de los refugiados saharauis en el exilio, así como el bloque del gobierno de la RASD del Frente Polisario, apoyado por Argelia.
Los campos de refugiados de la provincia de Tinduf están habitados por refugiados saharauis.
Algunos de sus habitantes llevan más de 30 años en el lugar y los más jóvenes son refugiados de tercera generación que nunca han conocido su patria.
La RASD y el Frente Polisario tienen sus bases en estos campamentos.
También se encuentran las dependencias del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y de algunas ONG.
Las condiciones de vida son duras. La mayoría de la población vive en tiendas, sin agua corriente, y depende casi totalmente de la ayuda internacional externa para subsistir, que ha ido decreciendo con los años.
El ACNUR y el Programa Mundial de Alimentos estiman que dos tercios de las mujeres sufren de anemia, y un tercio de los niños sufre de desnutrición crónica.
Anteriormente, los refugiados trataban de auto-ayudarse mutuamente, pero la situación ha cambiado: los jóvenes buscan trabajo en las ciudades vecinas, o emigran a otros países como España, y esto preocupa seriamente al gobierno.
De Tinduf muchos niños y niñas vienen todos los veranos a nuestra tierra, en un principio en acogida y en algunos casos en posterior adopción en los que ellos llaman "viaje de paz".
Pues el recorrido que tiene este muchacho con tan sólo 21 años es digno de mención.
De bien pequeño vino a Bilbao un verano en acogida en uno de esos viajes de paz que ellos dicen.
Su padre y su hermano ya estaban aquí.
Posteriormente vino su madre pero al poco tuvo que volverse.
Pero hace 5 años, cuando contaba con tan solo 16 años, le detectaron un tumor en la pierna. El no dió demasiado crédito a tal diagnóstico médico y se marcho de nuevo a Tinduf con su madre.
Cuando volvieron se dio cuenta de que el tumor le había comido todo el hueso y gracias a 2 meses que estuvo trabajando en una frutería, pudo operarse aquí.
Tuvieron que quitarle todo el hueso y ponerle una prótesis con un durisimo tratamiento de quimioterapia que al parecer erradico la enfermedad.
Le dejaron la pierna operada un poco más larga que la otra para nivelarla más adelante tras un posible crecimiento. Pero no creció más y como le estaba generando otros problemas colaterales de espalda, cadera...han decidido volver a operarle y ponerle una prótesis adecuada a su definitiva estatura.
Echaba de menos jugar al fútbol, pero con las muletas (de momento hasta adaptarse a su nueva pierna) anda que es un primor.
En su estancia en el hospital aprovecha para estudiar, ya que ahora le vienen los exámenes para sacar por libre el título de la ESO siendo ayudado en los trabajos y demás tareas por un encanto de novia gipuzkoarra que hasta el viernes, debido a la distancia, no pudo venir a visitarle. Eso si, desde el viernes no se ha separado ni un minuto de él. Comparten la comida del hospital y ella no cesa en regalarle mil y una carantoñas debido a lo mucho que ha padecido por y con él. Viven juntos en Legazpia y una vez sacado el título de la ESO, quiere hacer un grado medio de enfermería y posteriormente un grado superior de ortopedia.
Un claro ejemplo de supervivencia y superación.
Que la música te acompañe...
Nos vemos en los bares del mundo...
