Hola, soy licenciada en filología y profesora en un Instituto en donde cada día suceden una infinidad de cosas al margen de las propiamente académicas que enriquecen y trastornan mi vida. Adicta al rock&roll desde los 13 y loca por el cine. la literatura, las series de tv, y por cualquier artilugio que tenga una manzanita.
Por otro lado soy trimadre, es decir, madre de 3 niños que son mi vida. Salgo de clase volando para disfrutar con ellos y cada uno en su individualidad completa mi existencia y lo son todo para mi.

viernes, 24 de mayo de 2013

EL KAOS DE LAS NOTAS

Una vez finalizados los exámenes de 2º de bachiller, llega la convocatoria ordinaria y con ella el periodo de reclamación. 

Aquí es cuando sale lo peor de cada uno. 

Alumnos grandes como armarios que pierden el control y padres que independientemente de la nota del examen o de la evolución en el aprendizaje a lo largo del curso cogen las riendas del asunto y piden abiertamente que se le apruebe a su hijo como se dice comúnmente "por la cara". 

Vienen a pedirlo sin un rubor en el rostro, sin soltar la lagrimita y sin temblarles la voz. 

Es ahora cuando sin recordar todas las ocasiones en las que les hemos llamado a casa para comunicarles su mala actitud, su falta de estudio, su falta de asistencia a clase o a los exámenes...se echan la manta en la cabeza y salen en defensa de sus retoños "against all odds" (contra todo riesgo). 

Flaco favor les hacen a esta panda de niños  consentidos, acostumbrados ya en su recorrido académico a salir "de rositas" de todos los conflictos generados en colegios e institutos. 

Estos alumnos no nacen así, sus progenitores los hacen ser así, porque no dejan que se responsabilicen de sus actos, y les cubren hasta la saciedad. 

Lo que no saben es que su actitud no mejora, siempre empeora y aunque nosotros tengamos que "soportarles" durante 2 ó 3 años, ellos los van a tener que "sufrir" de por vida. 

Menos mal que estos casos son contados (aunque cada vez pesan más) porque la mayoría son alumnos majos y responsables que independientemente de sus resultados académicos aceptan la realidad de los hechos.

En estas clases de preparación para la selectividad, debido a los pequeños grupos que se forman, los alumnos te cuentan anécdotas ocurridas a lo largo del curso de las que a lo mejor ni nos hemos enterado... (hecho que también ocurre en el examen de selectividad).

Y no será por no estar pendientes, sino porque las nuevas tecnologías hacen que cada vez sea más complicado pillar a un alumno copiando, dando cambiazo, o la última moda "con el pinganillo". 


No porque "el pinganillo" sea moderno, ya que en mi época del instituto ya había algún que otro profeta que se atrevió a innovar con dicha tecnología punta, sino porque cada vez tenemos más gente en contra que les adentran y apoyan en el " lado oscuro".

Las chuletas en los bolis, en las piernas, en el material escolar...ha pasado a la historia.



Tras ser pillada una alumna en nuestro instituto por la profesora de filo con el pinganillo copiando "Descartes" con un desenfreno poco usual entre ellos,  empezaron a "cantar" y a decir que algunos alumnos grababan  los autores en el móvil, pero en otras ocasiones, hacían una llamada y sus "madres" o "profesoras de academia" les dictaban el contenido del examen tras haberles ellos enviado  una foto  por washap. 

Los padres quieren que saquen el curso a cualquier precio, y en las academias estipulan el precio para asegurarse unos resultados merecidos o no.


Si la educación tuviera otro enfoque completamente distinto, no tendríamos que estar padeciendo estos conflictos, que tienen más visos de agravarse que de solucionarse.

Habría que darle la vuelta a todo el sistema educativo como sí de una tortilla de patata se tratará.

Pero mientras esto sea lo que tenemos, habrá que seguir en la pelea.


Que la música te acompañe...
Nos vemos en los bares del mundo...

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